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“El fútbol lo es todo para mí; puedo tener un día malo y se me pasa cuando empiezo a jugar»

8 de marzo de 2024 Deporte Inclusivo , , ,

Amy Dávila, jugadora y voluntaria de la Escuela 100×100 Deporte de la Fundación Eusebio Sacristán en Soria.

Si una persona encarnara los valores de la Fundación Eusebio Sacristán, esa persona sería Amy Dávila. Originaria de Venezuela, a sus 15 años su pasión por el fútbol le ha conducido a vivir el deporte tanto como espectadora desde la grada o sofá de su casa, hasta como jugadora en el propio campo, pasando por el papel de jueza a la hora de dictar sentencia arbitrando. “El fútbol lo es todo para mí, puedo tener un día malo y se me pasa cuando empiezo a jugar”.  Esfuerzo, dedicación y constancia le han llevado a abordar cada una de las perspectivas del deporte, y fue en 2022 cuando empezó a hacerlo acompañada de la Fundación.

Echando la vista atrás, Amy no recuerda un instante en su vida donde no hubiera un balón rodando a su lado. Para ella el fútbol no es solo un deporte, sino una manera de conocer personas y aprender de ellas, de los errores y de los puntos fuertes. Es una idea que le brinda la vitalidad y esperanza para seguir hasta en los peores momentos, porque no representa correr tras un balón, sino perseguir un ideal.

Su etapa aquí se inició cuando una trabajadora de los servicios sociales le propuso inscribiste en la Escuela 100×100 Deporte, a la que comenzó a asistir una vez por semana. Pese a que al principio no conocía a nadie, ella tomó la oportunidad como una manera de relacionarse entre personas con igual fervor por el fútbol y recalca esa sensación de protección que le arropaba cada vez que fallaba y sus compañeros le animaban a seguir intentándolo. Este apoyó que encontró en la escuela es lo que le inspiró para, un año después, ser ella misma voluntaria en el equipo. Como monitora se vio en el reflejo de quien enseñaba, con la capacidad de poder ayudar y hacer mejorar como a ella le hubiera gustado o bien como hicieron otros entrenadores con ella.

El 27 de febrero de 2023 dio un paso más al ingresar en el Club Deportivo Numancia, el equipo oriundo de Soria, ayudada por la Fundación. Fueron varios entrenadores de la Escuela 100×100 Deporte quienes quisieron saber si en su momento estaba practicando con algún equipo y los que lucharon porque finalmente fichara por uno, el Numancia, en la categoría D. La joven deportista comenzó a entrenar en el equipo mixto en mitad de la temporada 2022/2023 hasta el final de la misma: “fue súper bien. Los entrenamientos eran muy duros si el equipo había perdido la jornada anterior, todo dependía de cómo jugaran y evolucionaran”.

Sin embargó en octubre de 2023 sus caminos se separaron y fue el momento de comenzar una nueva etapa futbolística en el Camaretas femenino, club también soriano. En este último equipo tuvo la oportunidad de demostrar que daba igual en qué posición le sacaran a jugar, ella lo daría todo igualmente. Y es que, en algunos partidos donde la portería estuvo necesitada, Amy sacó a relucir su pasado como guardameta en las pachangas contra sus primos a los siete años. La victoria lograda en el último encuentro de la temporada (1-0 frente Valeránica) fue para ella su momento cúspide: “Cuando ganamos fue lo mejor” sentenciaba ella memorando aquel triunfo con orgullo. Esa sensación del partido casi acabado, el inminente final con sabor a la ansiada victoria, y un subidón de adrenalina delatado no solo sus ojos sino por los del resto del equipo. Una victoria que las Camaretas disfrutaron con nuestra protagonista como delantera.

Sin embargo y pese a esa patente versatilidad, la preferencia en el juego de la jugadora camaleón se trata de lateral, una posición que para ella se traduce en esperanza para el equipo, implicación total y presencia inmediata en el territorio pleno del campo y que le hace sentirse útil para sus compañeras. Representa una metáfora más del propósito de la joven en el deporte: interactuar, ayudar y aprender, que da forma real cuando sale a jugar como lateral. Por si fuera poco, su experiencia arbitrando le resulta efectiva cuando surgen dudas entre sus compañeras: “siento que como árbitro puedo ayudar más, porque a veces entiendo cosas que otros no”

Sin esfuerzo y trabajo, la pasión seria una lejana utopía, y Amy, esta joven mujer cuya trayectoria no ha hecho más que empezar, demuestra que siempre se puede aprender más de los demás y obtener satisfacción de las virtudes que tu tienes para ellos. Nos enseña que el fútbol puede actuar como un espejo de lo que alguien es como persona, que, si tienes un claro final, la ruta para alcanzarlo puede tomar diferentes bifurcaciones, ya sea como portero, árbitro o entrenador y ser igualmente válida. Ahora, Amy tiene la mente puesta en su formación, orientada tanto al juego como al arbitraje y en poder ampliar sus conocimientos al máximo, de cara a un futuro profesional enfocado sobre todo en el último de los dos ámbitos.

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